La transformación digital se mueve al límite de la red

La computación en el extremo se perfila como el último gran aliado de la digitalización en las empresas, en un contexto de auge de conectividad y mejora de las redes de comunicaciones.

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En los últimos años se han ido dando pasos, algunos de gigante y otros de bebé, hacia ese proceso de renovación tecnológica —y cada vez más cultural— que se reconoce bajo el título de transformación digital. A nivel empresarial, las organizaciones ganan en reconocimiento de su importancia; si antes era un procedimiento avanzado, ahora es un paso obligado en la evolución de la compañía.

Pero la transformación digital no es única, uniforme y unívoca: es un fenómeno bajo el cual se aúnan un conglomerado de herramientas y tecnologías que se pueden aplicar a la empresae integrar con el negocio de distintas maneras o en formas cambiantes. Algunas de estas han ido ganando en peso en los últimos años y, a su vez, han provocado cambios en el escenario inicial con tendencias que se perfilan como masivas. Es el caso del ‘edge computing’, el nuevo paradigma de computación que está robando protagonismo a la central nube para llevar el procesamiento al límite de la red. “La próxima gran disrupción”. Así la calificaba Antonio Neri, CEO de HPE, en el último Discover celebrado en Madrid. “La transformación digital está sucediendo a nuestro alrededor; de forma creciente, en aquello que llamamos el extremo, transformando cada industria y abriendo nuevas posibilidades en un mundo hiperconectado”.  

Conectividad, IoT y ‘edge computing’

El paso a la computación en el extremo es imposible de explicar sin considerar el actual entorno conectado del Internet de las Cosas, que va más allá del entorno empresarial y se concibe en términos de la sociedad en su conjunto. Las previsiones, aunque distan de ser homogéneas, hablan de un mundo en el que los dispositivos conectados multiplican, con mucho, a sus habitantes. La firma alemana IoT Analytics maneja unas estimaciones de 15.800 millones de dispositivos conectados IoT en uso para 2023, y 12.100 millones aparatos no IoT, como 'smartphones', tablets, portátiles y otros artículos semejantes. Business Insider Intelligence sube la apuesta hasta los 40.000 millones de dispositivos IoT conectados, con esa frontera de 2023 en el límite. 

Aunque parte importante de estos dispositivos son de uso personal, el IoT aplicado al entorno empresarial tendrá un amplio recorrido en los próximos años. Su aplicación en sectores como la industria 4.0 o el uso de tecnologías vinculadas, como los gemelos digitales, están haciendo que sea ya una de las herramientas de moda: un informe de la firma de análisis Penteo sitúa el IoT como una de las cinco principales prioridades para un tercio de las empresas españolas en la actualidad. Para dentro de tres años serán dos de cada tres organizaciones las que lo consideren prioritario. Esta masificación en la adopción de aparatos conectados e IoT no viene sin consecuencias. 

“El esquema actual basado en la centralización de la información en grandes centros de datos puede encontrar limitaciones a medio plazo, relacionados con la capacidad de las redes y los retardos en la transmisión”, razonan desde la Fundación Telos de Telefónica. La respuesta a esto es, dicen, el ‘edge computing’. Una “red de malla de micro centros de datos que procesa o almacena datos críticos localmente”, según define Isabel Campo para DealerWorld. Un modelo que evita el paso por los núcleos centrales de procesamiento, con lo que se reduce la latencia y los fallos del servidor, se mejora el rendimiento general y la entrega de servicios digitales y se eliminan costes añadidos.

Se trata de la tecnología ideal para actividades que precisen de respuestas rápidas u operaciones en situación de mala conectividad. Y con una importante implicación extra, la seguridad, ya que al permitir procesar la información sin tener que subirla a la nube pública se mantiene ajena a los riesgos de estos entornos. 5.600 millones de dispositivos IoT de empresas y administraciones gubernamentales emplearán la computación en el extremo en 2020, de acuerdo a los datos del servicio de inteligencia de Business Insider.

El 5G y las nuevas redes 

Aunque la computación en el extremo promete mejorar las comunicaciones en dispositivos conectados, parte de su éxito reside también en los estándares que se empleen para realizar las conexiones. Las próximas generaciones de redes aspiran a mejorar los tiempos y minimizar los problemas de baja latencia; y siendo las empresas conscientes de los beneficios que se pueden derivar de su uso, sus planes para adoptarlas se agilizan. 

Quizás el estándar que más está dando actualmente de qué hablar es el 5G. Gartner estima que dos de cada tres organizaciones tienen previsto implantarlo en 2020, fundamentalmente para su aplicación en temas de IoT y vídeo. Con sus promesas de mejora en la velocidad, reducción de la latencia e impulso a las transmisiones M2M, 5G y ‘edge computing’ se retroalimentan y, según la firma de análisis, la computación en el extremo será uno de los factores habilitadores para conseguir una explotación exitosa de la nueva red.

La próxima generación de WiFi, que ha simplificado las anteriormente númericas denominaciones y se llamará WiFi 6, está también pensada para el actual escenario conectado. Entre las ventajas que sus desarrolladores auguran está el consumo más bajo de la batería de los dispositivos, lo que la posiciona como tecnología apropiada para el IoT y, por tanto, facilita el desarrollo de la computación en el extremo. 

Hace unos años parecía imposible disociar la transformación digital del centro de datos o de la tecnología en la nube. Sin embargo, este camino se ha ido ramificando hasta llegar al borde de la red. ¿Será la computación en el extremo el límite de la digitalización? Aunque parece difícil marcar un cielo a la innovación tecnológica, las tendencias actuales hacen prever que el ‘edge computing’ será una vía ampliamente transitada en los próximos años.



El dato, activo clave en la estrategia empresarial

Las tecnologías asociadas al dato, como analítica o ‘big data’, ofrecen grandes posibilidades en el contexto de la transformación digital de las organizaciones, por lo que contar con los mecanismos para protegerlo y extraer sus beneficios es esencial.

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