¿Qué deparará 2020 a la TI?

Un repaso a las tendencias tecnológicas que marcarán el camino en infraestructura y sistemas en los próximos doce meses.

interrogación

Los cambios de año son épocas de hacer balance y previsiones. Se impone un repaso de lo más destacable de los últimos 365 días, de los eventos que han marcado las fechas y de las corrientes que han destacado y las que han fallado. Desde la base de estas aportaciones, se puede mirar al futuro: gran parte de las estimaciones de lo que marcará el ritmo de los doce meses por venir se apoya en el pasado, como una gráfica continua a punto de experimentar un pico de demanda. 

Así, las predicciones para la parte empresarial de infraestructura y tecnología vienen influenciadas por tendencias que ya han asomado y que las firmas de análisis llevan destacando semanas, cuando no meses o, en algunos casos, años. En algunas se esperan novedades, otras estaban latentes y ahora se explicitan y las hay también que se consolidan. 

 

La reformulación de la nube 

Las plataformas cloud se están convirtiendo en la herramienta sin la que ya no se puede funcionar en infraestructura empresarial, con la distribución de las cargas de trabajo en entornos locales y públicos como referencia. Los modelos híbridos —acompañados de variantes como el multicloud— han ido ganando peso en los últimos meses, y las propuestas distribuidas, con la gestión centralizada por un proveedor central, puede ser un activo interesante al pensar en actualizar la TI. Hoy en día existen múltiples ofertas que ayudan a las compañías a renovar e integrar sus sistemas heredados a un coste optimizado. Aunque su despliegue no está exento de desafíos.

En sus previsiones para 2020, Gartner previene a las personas responsables de la TI de que deben asegurarse de que se comprenden y tienen en cuenta todos los aspectos necesarios para su despliegue y correcta administración. Ante la tendencia general a adoptar estos modelos, la consultora advierte además de que el reparto de la infraestructura en distintas plataformas y entornos puede tener importantes repercusiones en el plan de recuperación ante situaciones imprevistas, por lo que las organizaciones deben asegurarse de tenerlo actualizado si no se quieren ver expuestas. 

 

Nuevos estándares de conectividad… 

El 5G ha entrado con fuerza; de hecho, con más de la prevista inicialmente. Tras su encendido comercial en Corea del Sur y Estados Unidos en abril, varios países han ido habilitando las redes de la quinta generación móvil, bien en regiones concretas, bien con cobertura nacional. Su activación en China está dando un impulso importante al número de conexiones 5G, y las previsiones estiman que se terminará el año con 13 millones de conexiones 5G a nivel global. 

2020 será clave para que este crecimiento tome un impulso determinante: el despliegue de infraestructura de red potenciará la adopción del nuevo estándar, con una implementación más rápida que la que tuvo en su día el LTE. Juniper Research apunta a que este será el año en que este modelo de conectividad empiece a reemplazar a las redes de fibra en áreas remotas, convirtiéndose gracias a su amplio ancho de banda y su rendimiento en “una alternativa altamente atractiva y rentable”. Esto continuará en los siguientes años, de forma que para 2025 habrá 2.600 millones de suscripciones, y la cobertura llegará al 65% de la población mundial.  

Muchos menos titulares ha copado el WiFi 6 que, sin embargo, también viene con promesas de mejor velocidad y capacidad. La llegada de los nuevos estándares hace prever una multiplicación de los dispositivos y de la conectividad, gracias a las ventajas que proporcionan. Esto tiene una serie de efectos vinculados.

 

…Y lo que conllevan.

El procesamiento de datos en el extremo de la red, el edge computing, continuará su desarrollo de forma significativa. Esta alternativa promueve el tratamiento de la información próxima a su origen, de tal forma que se agilicen los procesos, y tiene como una de las características a favor de su popularización “la variedad de casos de uso aplicables en múltiples industrias”, como explican desde Forrester. 

“Las demandas únicas de cómputo, almacenamiento y redes para cada caso de uso impulsarán el desarrollo de factores de forma personalizados, directamente desde el nivel del procesador”, prevé la firma de análisis. “Un ejemplo que ya estamos viendo es que HPE está liderando una inversión de serie C de hasta 145 millones de dólares con la startup del ex CEO de Cisco, John Chambers, Pensando Systems, que está lanzando al mercado un procesador programable personalizado optimizado para el edge computing”. La firma estima que el mercado de servicios de edge pública crecerá al menos un 50% en el próximo año, con los proveedores pujando por lanzar nuevas ofertas en IaaS y PaaS al mercado.  

Otra de las tendencias que tendrá un “impacto abrumador” en la TI es el IoT. Las comillas son de Gartner, que recuerda que los proyectos exitosos en el Internet de las Cosas tienen múltiples consideraciones y que ningún vendedor llega a proveer, de forma única, una solución completa que las cubra todas. Por eso anima a los equipos de infraestructura y operaciones a implicarse desde las primeras iniciativas y los planes con IoT, de tal modo que comprendan su alcance y puedan adelantarse a las posibles lagunas en el servicio que, de otro modo, pueden generar problemas en el futuro. 

 

La inteligencia artificial (y sus distintas técnicas) como hilo conductor

Una herramienta está invadiendo poco a poco todas las áreas de la infraestructura —o amenaza con hacerlo—: la inteligencia artificial. Se habla, por ejemplo, de edge inteligente o de almacenamiento inteligente, pero incluso en áreas en las que no se le ha puesto el apellido se percibe su presencia. Esto, pese a que en las previsiones de PwC para 2020 se percibe un replanteamiento de la estrategia: si en el informe previo un 20% del millar de participantes preveía implementar la IA a nivel empresarial, el porcentaje se ha reducido al 4% en la de este año. La consultora explica esto por la necesidad de enfocarse primero en los cimientos de los proyectos, antes de pasar a la fase de expansión; esto es, parece darse una mayor consciencia de que la IA es una tecnología con importantes implicaciones y potencial transformador. De hecho, la firma sitúa como una prioridad para las empresas en 2020 la operacionalización de esta tecnología: no llega con aplicarla en casos de uso aislados, “aquí y allá”, sino que las personas responsables de su implementación deben asegurarse de que la integran de forma transversal y continuada a todas las unidades y funciones de negocio. 

También Gartner contribuye a esta perspectiva cuando habla de la necesidad de “repensar la estrategia de automatización”. Se automatiza a algún nivel, pero no se establece una estrategia general. Ante eso, la firma advierte del riesgo “de terminar con una duplicación de herramientas, procesos y costes ocultos”, lo que lleva a la imposibilidad de escalar la infraestructura acorde con el negocio. De ahí que la firma sitúe como una tendencia para los equipos de TI la necesidad de reevaluar estos planes. 



El dato, activo clave en la estrategia empresarial

Las tecnologías asociadas al dato, como analítica o ‘big data’, ofrecen grandes posibilidades en el contexto de la transformación digital de las organizaciones, por lo que contar con los mecanismos para protegerlo y extraer sus beneficios es esencial.

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